CARTA DE LA EME
Manolo mío:
Mi madrileño marchoso, maduro melocotón maleable, macedonia mascaré mañana, mortadela moscatel mío.
Madrugaré maestro me manipulas.
Manolo, macho mío, mándote majuelas, magnolias, maíz, mijo, -me matas, majo-.
Mi madre, me maravilla masculla melosa: Manolo, Manolo…
Mágico malestar me maltrata madreperlo mío, mi manera machacona, mi matriz maternal me manda mantener
maceta menta.
Majo mío, mujeriego multado máscate mi murria. Mersi, merecido mechón me mandas, medito, meo.
Meandro mío mi media mejilla manifiesta miente mi mente milenarios milagros, mi mimosa mímica mima mi
mística misión. Mirlo mío, mozo molletudo mófate modorro mi monólogo monserga muere mi murga mutilada
mi macarrónica misiva muéstrate mi macilenta marcha.
Mosqueo. Mándame música, muslo mío.
Más música.
Muchas marmitas.
(Gloria Fuertes)
PEDRO PÉREZ PELLICER, PELUQUERO PERFUMISTA
Preciosísimas pollas, pretenciosas pavas, poderosos príncipes, pacíficos presbíteros, pudientes propietarios, prosaicos prestamistas, pobres poetas, ¿pretendéis peinaros piramidalmente poniéndoos pelo postizo para pescar pareja?...
¿Pensáis perfumaros perfectamente por preciosos procedimientos parisienses? ¿Pretendéis poneros pronto pulcras pelucas perfeccionadas primorosamente? ¿Pensáis pintaros patillas para parecer pistonudos personajes?
Pues, perínclitos parroquianos, para proporcionar peinados postizos, perfumes, pelucas, peinetas, patillas por poco precio, preguntad preferentemente
por Pedro Pérez Pellicer, peluquero perfumista.
(Recogido por Roberto Vilches Acuña en «Curiosidades literarias y malabarismos de la lengua». Editorial Nascimiento. Santiago de Chile 1955).
TAUTOGRAMA PARA SUSANA
Susana sonreía satisfecha, saboreó su suerte; sentada sobre su sillón solucionó seiscientos sugerentes secretos snarkianos sin sentido. Siempre soñó ser sabia. Susana será siempre snarkiana.
TAUTOGRAMA CON A
Anoche aconteció algo angustiante. Andaba anonadado ante antenas apiladas, aullaban algunos animales, arremetía avieso aire; aturdido, atiné a anteponer arrojo. Arriba, aviones al aire, atravesaban altos algodones. Al alba, ante aquella asolada aparición, asumí amargamente abandonar, aunque ansias anteriores apoyaban abundantemente al alma.
¡Ay!, aquí antes atisbaba alegres amaneceres, atardeceres... aquí, ahora, abyecto anochecer aparece, algo apocalíptico, aterrador, aciago, anunciando abdicación, ahogo, adverso afecto.
Aborrecedor acto altanero aconseja aparcar antiguos anhelos, aplazando actividades actuales, afrontando asimétrica alevosía, acopiando augusta artillería, afilando ariete adormecido.
Aquella arrebatada algarabía añade ánimo ante atropello aquí acaecido, aguardando antorchas alumbrantes, alborada anunciante, antológica armonía.
Ahora, astro áureo asoma al alba, ¡aleluya! aclaman alborozados aquellos anteriormente aplastados, acreedores acólitos a altísimos aconteceres, agraviados ayer, agora amados.
Preciosísimas pollas, pretenciosas pavas, poderosos príncipes, pacíficos presbíteros, pudientes propietarios, prosaicos prestamistas, pobres poetas, ¿pretendéis peinaros piramidalmente poniéndoos pelo postizo para pescar pareja?...
¿Pensáis perfumaros perfectamente por preciosos procedimientos parisienses? ¿Pretendéis poneros pronto pulcras pelucas perfeccionadas primorosamente? ¿Pensáis pintaros patillas para parecer pistonudos personajes?
Pues, perínclitos parroquianos, para proporcionar peinados postizos, perfumes, pelucas, peinetas, patillas por poco precio, preguntad preferentemente
por Pedro Pérez Pellicer, peluquero perfumista.
(Recogido por Roberto Vilches Acuña en «Curiosidades literarias y malabarismos de la lengua». Editorial Nascimiento. Santiago de Chile 1955).
TAUTOGRAMA PARA SUSANA
Susana sonreía satisfecha, saboreó su suerte; sentada sobre su sillón solucionó seiscientos sugerentes secretos snarkianos sin sentido. Siempre soñó ser sabia. Susana será siempre snarkiana.
Francisco J. Briz
TAUTOGRAMA CON A
Anoche aconteció algo angustiante. Andaba anonadado ante antenas apiladas, aullaban algunos animales, arremetía avieso aire; aturdido, atiné a anteponer arrojo. Arriba, aviones al aire, atravesaban altos algodones. Al alba, ante aquella asolada aparición, asumí amargamente abandonar, aunque ansias anteriores apoyaban abundantemente al alma.
¡Ay!, aquí antes atisbaba alegres amaneceres, atardeceres... aquí, ahora, abyecto anochecer aparece, algo apocalíptico, aterrador, aciago, anunciando abdicación, ahogo, adverso afecto.
Aborrecedor acto altanero aconseja aparcar antiguos anhelos, aplazando actividades actuales, afrontando asimétrica alevosía, acopiando augusta artillería, afilando ariete adormecido.
Aquella arrebatada algarabía añade ánimo ante atropello aquí acaecido, aguardando antorchas alumbrantes, alborada anunciante, antológica armonía.
Ahora, astro áureo asoma al alba, ¡aleluya! aclaman alborozados aquellos anteriormente aplastados, acreedores acólitos a altísimos aconteceres, agraviados ayer, agora amados.
Roberto H. Streiger
No hay comentarios:
Publicar un comentario